2009 CONJUNTO URBANO DE CONSTRUCCIÓN TRADICIONAL

Quintana Martín Galíndez, Burgos.

El proyecto debe dar respuesta a dos objetivos diferenciados: la creación de viviendas y la creación de una plaza con soportales. Son, por tanto, dos ámbitos del concepto de habitar: el habitar de lo privado y el habitar de lo público. Es pertinente hacer una reflexión sobre cuál debe ser la naturaleza de un espacio público. Una plaza, para que sea una intervención afortunada, debe ser un lugar que favorezca las relaciones entre las personas y los usos diversos. Debe ser tratada como un espacio protagonista de la intervención y no como una trasera de lo construido. Por ello la decisión fundamental ha consistido en disponer la edificación de forma perimetral en la parcela creando un espacio de centralidad. Una segunda decisión ha tenido que ver con el carácter que debía presentar esta plaza. Para ello se ha reflexionado sobre la naturaleza de la plaza en los espacios tradicionales de nuestro entorno. Los espacios más vitales heredados del pasado han tenido un origen de carácter funcional, generalmente vinculado a actividades de tipo comercial: ferias, mercados medievales semanales, tiendas en soportales,…
El comercio ha sido el motor de la cultura a lo largo de la historia al favorecer el contacto entre las personas. Esa misma estrategia tradicional se propone en esta intervención: crear un espacio lleno de animada vida social apoyado en el pequeño comercio: bares, cafeterías, alguna tienda de alimentación, un quiosco o un taller de artesanía son ejemplos de actividades económicas diversas adaptadas a diversos grupos de población que pueden contribuir a convertir esta plaza en un espacio vital de relación entre las personas. Este impulso comercial se complementa con un espacio diáfano con zonas estanciales y de uso lúdico.
En cuanto a la ordenación de la edificación se ha buscado una fragmentación en pequeños volúmenes que evitaran una imagen excesivamente urbana. Estos volúmenes se han dispuesto de forma próxima para que mantuvieran su capacidad de crear tejido compacto, puesto que la intervención se materializa dentro de un núcleo de población. De esta forma se compatibilizan las ventajas de crear un espacio público de relación social con las viviendas unifamiliares. La disposición irregular de los volúmenes edificados retoma la frescura compositiva de la creación de los núcleos de población tradicionales. Las imágenes de proyecto de los accesos a la plaza entre las distintas piezas muestran la sensación orgánica de un movimiento fluido, de un recorrido realizado a la medida de las personas, por tanto, de un espacio realizado para ser vivido. Se ha dado continuidad espacial a la zona de soportales entre los distintos edificios para garantizar un uso cómodo, especialmente en los momentos en los que las inclemencias del tiempo dificultan el uso del espacio desprotegido. La cubierta del soportal fuera del perímetro de los edificios genera otro tipo de espacio comunitario en la primera planta que puede albergar funciones más específicamente estanciales, suponiendo un valor añadido a la intervención. En definitiva, se han puesto todos los esfuerzos en lograr una idea de ordenación que genere una auténtica plaza: un espacio público huyendo del concepto de patio de manzana que hubiera sido mucho más pobre en lo urbanístico, cultural y social.
Arquitectos: A3GM, Jesús Alba Elías, Jesús García Vivar, Smara Gonçalves Diez, Carlos Miranda Barroso
Colaboradores: Gonzalo Rivas del Río, arquitecto técnico
Cliente: Ayuntamiento de Valle de Tobalina
Superficie: 3.690m2
Emplazamiento: Burgos
Concurso: 2009
Proyecto:
Obra:
Constructor:
Presupuesto: 1.538.000€
Fotografías:
Publicado:
Premiado:
Esta entrada fue publicada en Proyectos, Vivienda colectiva y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

Los comentarios están cerrados.